miércoles, 16 de febrero de 2011

ALGUNOS APUNTES SOBRE EL CARNAVAL DE CUEVAS DEL ALMANZORA.

ALGUNOS APUNTES SOBRE EL CARNAVAL DE CUEVAS DEL ALMANZORA



                                                                         

 

Es uno de los acontecimientos festivos de mayor trascendencia popular que mantiene casi inalterable la tradición de las mascaras de facha, ataviadas por ropa antigua, desusada y pasada de moda acompañada de numerosos artilugios.
Su objetivo es desfigurar el cuerpo, ocultar el rostro y alterar la voz para evitar ser reconocidas. Estas llevan consigo un elemento característico de dicho evento, se trata del cascarón; realizado con cáscara de huevo y relleno de papelillos de colores, con el fin de estamparlo en la cabeza de los asistentes al desfile. Los cascarones eran el medio de entretenimiento de los más jóvenes y, sobre todo de la chiquillería, que aguardaban el momento de  el descuido del amigo o del vecino para estampárselo en la

cabeza y cubrirla de papelillos. Romper un cascarón en la cabeza de una joven era también símbolo de galantería. En tiempos que las adolescentes no iban solas al carnaval callejero y decidían verlo desde el balcón de su casa, hasta allí llegaban los cascarones lanzados por algún pretendiente que daba así muestras de sus evidentes intensiones.

Durante estos días de constante transgresión, en cualquier esquina, por cualquier calle y en casi todas las plazas es habitual encontrar a estos personajes, solos o en grupo, poniendo en escena algún episodio llamativo de la vida cotidiana. Las mascaras de facha, siempre originales, pintorescas y en ciertos casos atrevidas, son la evidencia más clara del uso del ingenio y de la imaginación al servicio de la fiesta y del buen humor.
Aunque el carnaval se ha desarrollado en torno a las calles principales del casco urbano, siempre ha tenido un lugar donde, tarde o temprano, se congregaban todas las máscaras y, con ellas, la mayoría del personal deseoso de disfrutar de las fiestas. Allí se colocaban puestos de dulces, de chucherías y un sinfín de vendedores de cascarones, que aseguraban de ese modo la vitalidad y el dinamismo del festejo.


Durante la tarde la gente se entretenía paseando por la calle y contemplando a las máscaras de facha, y casi siempre recibiendo el saludo de algún amigo a golpe de cascarón. Entrada ya la noche la fiesta se trasladaba al interior del casino, contiguo al teatro Echegaray, con el que se comunicaba. Allí se celebraban los grandiosos bailes de máscaras, a los que acudían visitantes de toda la provincia, bien para participar directamente en ellos o simplemente para contemplarlos desde los palcos o las plateas del teatro. Los carnavales de Cuevas del Almanzora han alcanzado fama y notoriedad por sus espectaculares bailes de máscaras, originales y llenos de sorpresas, donde la fiesta y la diversión siempre están aseguradas.







EL ENTIERRO DE LA SARDINA


El entierro de sardina está considerado como un evento festivo único. Comienza la noche anterior al miércoles de ceniza con el velatorio, para lo cual los personajes van ataviados con una sábana y una vela anunciando la muerte de la Sardina.

El miércoles a primeras horas de la tarde  los acordes de las bandas de música y el continuo estridor de los cohetes pregonan a los cuatro vientos que se acerca la hora del entierro, los alrededores de ” El Recreo” se van poblando de espectadores ansiosos de contemplar el cortejo fúnebre, al frente del mismo se sitúan dos jóvenes que abren la comitiva con sus ciriales, un oficiante vestido con capa, gorro episcopal y una manta de tocino en forma de libro de ceremonias con ristras chorizo y morcilla en el centro. Después se comían la manta de tocino, los chorizos y la morcilla, el público los obsequiaban con vinos y licores hasta quedar ebrios.
Acompañan también a la comitiva cuatro viudos apenados llevando a hombros a una gigante sardina y la viuda que, representada por un varón, es la protagonista de la función. Esta sardina es acompañada por numerosos viudos vestidos con capa negra, pañuelo y corbata roja, chistera y sombrilla negra.
El entierro de la sardina es un espectáculo festivo y sobrecogedor al mismo tiempo, entre cómico y dantesco, que despierta el interés del espectador y le invita a seguirlo con atención. Un espectáculo que hay que presenciar, aunque solo sea una vez, para vivir en directo su verdadero sentido y su autentica  significación.






También se celebra el concurso a la mejor máscara tradicional, en las categorías de adultos.  Los participantes vivirán esta jornada carnavalesca en las calles “La Rambla” y “La Glorieta Sotomayor” a partir de las 19.00 horas. Los adultos podrán aspirar a un primer premio de 150 euros; un segundo premio, de 100 euros; y un tercero, de 50 euros.




Antes del comienzo de este desfile el Ayuntamiento invitó a todos los participantes a degustar una merienda, con el fin de poder afrontar el desfile posterior con suficiente energía, ya que se llevó a cabo un recorrido por las principales calles de la localidad, donde decenas de personas disfrutaron con la magia, el colorido y la singularidad de los disfraces que vestían los más pequeños.




El alcalde de Cuevas del Almanzora Señor Caicedo ha destacado que “‘el carnaval cuevano es uno de los más importantes de la provincia, porque en él se aúnan la diversión y la tradición”. Cabe destacar que estas fiestas están denominadas como “típicas e históricas” y que, al igual que en años anteriores, los desfiles y los concursos a la mejor máscara tradicional reunirán a miles de personas entorno a una de nuestras fiestas más emblemáticas.

También ha anunciado que los días de desfiles “se van a poner sillas en toda la Avenida Barcelona, destinadas principalmente a las personas mayores”. El alcalde ha invitado a toda la población a que se divierta.
El edil de festejos ha destacado que se va a celebrar el desfile de carnaval más esperado, en el que participarán este año 22 peñas, tanto del municipio como de otros pueblos vecinos. Este desfile repetirá de nuevo horario, aunque el recorrido se ampliará debido al gran número de peñas que participan, con el objetivo de que no coincidan y el desfile pueda tener una mayor vistosidad.

Los protagonistas del desfile fueron ‘Las Indecisas’, ‘El Rodeo’, ‘El Colín Salio’, ‘La Piñata’, ‘Explosiva’, ‘El Mojito’, ‘La Alegría’, ‘Boncalo’, ‘Música y Cobetes’ y ‘El Imprevisto’. Mientras que el domingo desfilaron ‘Música y Cobetes’, ‘El Mojito’, ‘El Rodeo’, ‘La Piñata’, ‘Divas de la noche’, ‘Ninfas’, ‘La Explosiva’ y ‘El Imprevisto’. Las comparsas partieron desde la Plaza del Castillo para concluir en la Avenida Barcelona.
Una máscara muy singular que se vestía desde lo catorce años, Diego Miguel González Parra, formaba parte de la “Peña el Barrenito” se vestían de máscara con trajes de presos, otros años de romanos y Diego Miguel hacía de Herodes y a los que ellos consideraban que no se habían portado bien los echaban a los leones, ya preparados para el momento. Otras veces se vistieron de Doña Croqueta, de Novias, y había personas que no se separan de él por donde pasaba por la gracia que despertaba.
En un principio se vestían entre cuatro o cinco grupos y a la vista del interés que despertaran empezaron a vestirse entre veinticinco a treinta comparsas.
Otros participantes como Paco Borja y “El Pillo” pertenecieron a las máscaras tradicionales, salían vestidos de campesinos portando sus arados y haciendo las delicias de las gentes que en grupos salían a verlos.
Agustín Flores “El Tato” este señor hacia las comparsas más bonitas de Cuevas, singularmente por sus trajes que eran admirados por todo el pueblo, los hacía de indios, de egipcios y todo lo relacionado a pasajes bíblicos, como la muerte de Pilatos.
Para la confección de los distintos trajes, se reunían en una cochera, mientras contaban chascarrillos, hacían pastelitos, rosquillos, buñuelos, roscos, chocolate y café con leche así como alguna copilla de licos, y estaban hasta altas horas de la madrugada disfrutando todos ellos del momento.