ALGUNOS RELATOS DE NUESTRA BELLA CIUDAD DE VERA.
Fue una funesta noche la del nueve de Noviembre del año 1518, durante la cual un fatídico y horrible terremoto destruyó nuestro pueblo, la Vera antigua. En aquel tiempo era una fortaleza construida en el siglo XIII, que servia de amparo y defensa de la frontera cristiano musulmana durante más de tres siglos.
Aquella fatídica noche dejaron sus vidas más de cincuenta personas y decenas de heridos, todos ellos fueron atrapados y machacados entre las grandes piedras, rocas y cascotes que componían la fortaleza, la cual había resistido los grandes asedios de los Ponce de León, y de los caballeros de Temple y de todos los ejércitos que la cercaron para combatirla y apoderarse de ella.
Aquella trágica noche nada pudieron hacer sus baluartes, murallas, y empalizadas de defensa ante el implacable y violento furor de los elementos y fuerzas naturales que destruyeron sus torres, y viejísimas mezquitas convertidas en iglesias, su majestuosa alcazaba y todo el esplendor de la perla nazarita y cristiana de la frontera del reino de Granada quedaron reducidas a un montón de ruinas y escombros.
ESCUDO HERALDICO MUNICIPAL DE VERA.
Fue otorgado por los Reyes Católicos después de la toma de Vera en 1488. Es uno de los más antiguos de la provincia, y contemporáneo de los de Almería, Mojacar y Purchena.
El escudo fue completándose con el paso del tiempo, su primer añadido lo hizo el emperador Carlos I, al darle como soporte un águila bicéfala para ennoblecer más la ciudad, una vez que fue trasladada de lugar y levantada de nuevo en el llano tras el terremoto de 1518.
Posteriormente, finalizada la Guerra de los Moriscos, Felipe II le otorgó una llave, una orla en la que se señalaba el papel decisivo jugado por la ciudad en 1569 frente a los ejércitos de Aben Humeya, que no pudieron tomarla ante la defensa heroica que hicieron sus ciudadanos.
Los documentos reales en los que se contenía el blasonaje y sus concesiones están perdidos o fueron sustraídos del Archivo Municipal por algún curioso en tiempos pasados.
La descripción del escudo de armas de la ciudad de Vera puede ser la siguiente:
Blasón: sobre montaña de su color, dos castillos de oro con tres almenas y tres homenajes cada uno, siendo el homenaje central de mayor altura; mamposteado de sable y todo integrado en campo de azur. Entre los dos castillos, una llave de plata.
Alrededor del escudo una orla con la siguiente frase. “quien aquí ve esta ciudad, en este llano formada, fue ponerle freno al Turco y una llave a toda España”.
Como soporte y accesorios: un águila bicéfala o exployada de sable y lampasada de gules.
En nuestra ciudad existe todavía a la orilla del antiguo camino de Almería un lugar al que popularmente se le conoce como los Pichiriches, está situado a ambos lados de esta via.
Hasta hace poco había numerosas cuevas las cuales eran habitadas por la gitanería del pueblo, eran las clases más humildes y marginales del pueblo. Las mujeres se dedicaban a las labores del tejido de canastas y a la confección de escobas, y los hombres al chalaneo y a la esquila de borricos, y otros animales. Churumbeles sucios y desarrapados pululaban a sus anchas por aquellos lugares.
En los campos que circundaban estos habitáculos se hallaban los cultivos de cereales, en donde las yuntas al labrar los campos tenían que sortear las numerosas chimeneas de las cuevas en medio de los bancales.
Una mañana en que Diego estaba sembrando con sus mulas la cebada en los bancales de los pichiriches, no podía ni imaginar los problemas que le iban a acarrear los gitanos. Al rodear una de sus mulas la chimenea de una de las cuevas, enganchó el arado una gran piedra, con tan mala suerte que esta cayó rodando chimenea abajo con gran estruendo, por lo tanto causó un gran revuelo en la cueva, cuya propietaria era una gitana muy conocida en el pueblo, apodada la tia Osa. Con la rapidez de una rayo salió la tía Osa y se presentó ante el atónito labrador causante de sus males, la cual cuadrándose de asas frente al labrador, con todas sus greñas al viento y una actitud bastante amenazadora se puso tiesa y le dijo:¡Pero vamos a ver! ¿Que ha hecho usted tío Diego? –Mujer las mulas se espantaron y cayó una piedra...que ha sío sin querer Juana (Que así se llamaba la gitana) -¡Ah muy bien! Pero da la coincidencia de que yo estaba guisando un pollo y la piedra ha hecho añicos la cazuela, a ver si nus arreglamos como guenos crestianos que semos por los zagalillos que se van a quedar sin comer.
No había terminada la tia Osa de leer su sentencia al pobre labrador, cuando salió en escena el marido de Juana la Osa , y una parvulea de churumbeles en cueros y descalzos y enarbolando un cayado de porra que hizo estremecer al campesino.
-Hombre, Diego has sio tu el que nus echao la piedra por la chimenea, po si fua sio un jamón nus arreglamos...nus creíamos que era el fin del mundo.
El pobre labrador asustado maldecía el haber adquirido aquellas tierras, pues no le deban más que disgustos, por la poca cosecha que había, y que los gitanos no dejaban nada de ella, y ahora tenia que reponer el pollo a la tia Osa y la cazuela.
En esto el gitano, cruzando el cayao sobre los hombros y en actitud pastoril, le dijo: El caso es, amigo Diego, que ya las cosas han pasao asi, que le eches a los zagales una sera de higos pa que se les pase el susto.
¡Alto ahí! –dijo la tia Osa- ¿y la cazuela de arroz que yo estaba guisando y les ha caío encima el Espíritu Santo y el Hacho y no aparecen ni las asas...a ver como arreglamos las cosas que quedemos como crestianos que semos, por la gloria de mi papa?
El pobre labrador, viendo su integridad amenazada por la greñuda gitana y el cayao de porra de su marido, optó por perder una sera de higos y un pollo para poder ganar una batalla perdida, malvendiendo su honor y sus derechos ante el ingenioso poder del hambre y la asombrosa facilidad de una mentira gitana.
P.D. Recopilado del libro “EL SEÑORITO” de Pedro Contreras Salas.
NUESTRA PLAZA DE TOROS
Cerro donde se ha colocado en la actualidad el Espiritu Santo, muy cerca de los Pichirichis. |
No podíamos seguir sin PLAZA DE TOROS. En torno a esta convicción un grupo de aficionados nos pusimos manos a la obra en el año 1.989, a lo largo del cual se va gestando el CLUB TAURINO VERATENSE. El 13 de julio de 1.990, ve la luz como asociación legalmente constituida. Siempre tuvimos claro a donde queríamos llegar.
Teníamos que convertir nuestros objetivos en hechos reales y concretos.
Lo más importante era concienciar a las autoridades, especialmente a nivel local, para que entendieran que una de las escasas edificaciones centenarias que aún quedaban en nuestro pueblo, y además declarada de interés cultural, como era la plaza de toros, no podía ni debía seguir en el lamentable estado en que se encontraba.Entendíamos que esto era un bien cultural DE TODOS y por tanto nos correspondía a todos no sólo mantenerla sino además fomentarla; y que mejor que la cultura, que no entiende de ideologías o de políticas, para conseguir lo que, por derecho nos correspondía.
A partir de entonces nos planteamos, entre otras actividades, la celebración de las semanas culturales taurinas, siempre con el mismo lema: "En apoyo a nuestra plaza de toros" para conseguir llevar el eco de nuestras reivindicaciones hasta los puntos más recónditos del orbe taurino y extrataurino y así despertar a una dormida afición taurina en nuestra ciudad y comarca que en su momento, cuando aún se celebraban festejos en nuestro municipio, tenían en VERA su mejor referente: "San Cleofás, Toros en Vera".
A lo largo de estos años, el Club taurino Veratense ha ido dando sus frutos y se ha consolidado como una asociación seria, con peso específico y de reconocida solvencia.
Ahora, transcurrido este tiempo, lo verdaderamente importante es que, por fin, la plaza de toros de Vera vuelve a tener vida; a ser un lugar de obligado peregrinaje para los que gustan de ese arte, el de Cúchares, que es también sentimiento.
Lo que sin duda es un símbolo del esplendor que vivió nuestro pueblo a finales del siglo XIX, no se escapa a la vista de nadie.
Las personas de mayor edad volverán a recordar éxitos y fracasos de figuras del toreo, los nombres, caras y apodos de los que hoy, por desgracia, ya no están entre nosotros y con los que, seguramente, compartieron un 25 de septiembre.
Los más jóvenes tendrán la oportunidad de descubrir algo de lo que han oído hablar en muchas ocasiones.
Los no taurófilos que, por casualidad o no, pasen junto a nuestro coso y vuelvan la vista para contemplar este edificio con años que les llama poderosamente la atención, se plantearán si "mirar y ver" son la misma cosa y acaso tendrán la sensación de que es ella, la plaza, la que les "mira y ve" a ellos.
José Mª Ledesma.
Nuestra Plaza de toros una vez remozada. |
Otra vista de la Plaza con público. Feria 2010- |
Interior de la Plaza. |
Corrida de Rejones. Feria 2010. |
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