jueves, 11 de noviembre de 2010


BREVES APUNTES
 SOBRE EL CARNAVAL EN VERA


Desarrollo


La palabra “CARNAVAL” comenzó a ser habitual en esta ciudad en la mitad del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX.

Es coincidente a una fiesta móvil cristiana como es la “CUARESMA” no siempre se celebra en las mismas fechas, por lo general en el mes de Febrero. Su finalización se tiene siempre muy clara, concluye en la noche del Martes de carnaval para dar paso al Miércoles de Ceniza, en que se inaugura oficialmente la cuaresma.



Durante estos días festivos se producen en Vera desfiles de grupos y comparsas parodiando en muchos casos acontecimientos de la vida local, tradicionalmente las mascaras se identifican por llevar la cara tapada, sus vestidos sacados del baúl de los recuerdos de sus antepasados y dando a su cuerpo una deformación que eran irreconocibles, era muy difícil identificarse entre sí, y ahí entraba la picardía, el novio se metía con la novia y no se conocían lo mismo que con alguna vecina o algún familiar muy allegado.



Algunos detalles, El Tío “Cenizas” se vestía con una camisa muy larga y sin calzoncillos, lo cual originaba que al agacharse le gente vieran sus atributos provocando risas para algunos y rubor para todas las mujeres que lo contemplaban, otras se escandalizaban mostrando su sonrojo. También El Tío “Cenizas” llevada sobre sus espaldas una mochila repleta de estiércol y porquería que la ocultaba cubriéndola de caramelos, la chiquillería al pretender coger los tan apreciados caramelos se llenaban las manos con esta suciedad.



Otro vecino de Vera, Juan “El Herrador” salía a las calles haciendo parodias de los años cincuenta, salía vestido con trajes de lo más variopinto, y con un muñeco en los brazos, se empeñaba en que comiera el muñeco garbanzos torraos y almendras y como el muñeco no comía, decía –Papas para el nene, no quiere el nene, papas para el papa- y de esta forma se lo iban pasando bomba a lo largo de la tarde.

La pesca de hoy, es otro parodia que consistía en una caña de pescar con un higo colocado en el anzuelo, el parodiador bajaba la caña mostrándosela a los niños y cuando estos se tiraban a coger el higo, el subía la caña, con el gran desconsuelo para ellos por no poderlos alcanzar.




Había otros que cubrían un carro de los antiguos con una especie de toldo y dentro hacían un habitáculo, en el toldo hacían varios agujeros para que se acercaran a mirar hacia a dentro, iban tocando el tambor para llamar la atención de la gente, y cuando se acercaba una mujer a mirar por los agujeros ellos tenían una contraseña y según quien fuera, a las más serias le enseñaban un Cristo y a las más despiertas le enseñaban el culo, estas salían corriendo dando gritos, y ellos se reían de lo lindo. Los grupos de mascaras, iban de casa en casa y de calle en calle, mudaban el habla, sus ademanes, gestos y su forma de caminar haciendo todo un alarde de malabarismo eran irreconocibles, se puede decir que eran verdaderos artistas en la transformación del personaje.




Ramón “El Camacho” parodiaba a las artistas de cine, en aquel entonces se hacían las películas en blanco y negro, Imperio Argentina, Estrellita Castro y otras cupletistas de aquella época eran imitadas fielmente, sus ademanes, sus gestos, así como sus defectos eran ampliados y la gente se divertía mucho por la gracia con que lo hacía. A todo esto tenían que esconderse de la Guardia Civil, que iban por todas las calles dispersando a la gente,  pero podía más en sentido carnavalesco que la Benemérita, detuvieron a Frasquita “LA Chota”  a Carmen “La Marina” así como a otros y las tuvieron unas horas en el calabozo.




Es de destacar una máscara que salía hace unos años abriendo el Carnaval, iba vestido con ropas del siglo pasado, seguramente pertenecían a su bisabuela, ya que se caracterizaba de vieja con su cara cubierta y su gran chepa, la curvatura del cuerpo era perfecta,  tenía una peculiaridad, su seriedad y sus ademanes de vieja, se paseaba por las principales calles del pueblo montado sobre un “Papa móvil” que era una moto de tres ruedas con su techo cubierto, nadie llegó a conocer a esta mascara, porque vestirse de mascara se mantenía en un profundo secreto, no se lo comentaban a nadie para que no fueran reconocidos, al día siguiente era el comentario del la gente del pueblo, del vecino de Vera, Alfonso, de Galerías Navarro.




Pedro Contreras Salas, solía vestirse de negro, una vez parodió de José María Aznar, se puso un traje semejante al suyo, diciendo que iba camino de La Moncloa, le llamarón la atención, a los dos años gano las elecciones José María Aznar. En otra ocasión se vistió de Felipe González, y sobre sus hombros llevaba a José María Aznar.

En otra ocasión, el señor Contreras se vistió de Santo, llevaba una copa que parecía un Cáliz, y como era carnicero, lo llenó de chorizos, alguna persona se lo dijo al Párroco y este le llamó la atención, a lo cual él contestó –Se ha fijado en la mota que tiene el ojo ajeno, pero no ven la viga que lleva en el suyo- ante esta respuesta, el cura le dijo cariñosamente –Anda, anda y vete.




Otro persona muy popular es Antonio Carmona, vestirse de mascara fue y ha sido toda su ilusión, aunque ya pertenece a las comparsas actuales, que el Ayuntamiento otorga premios a las mejores.

Se dio el caso de que en desaparecido Teatro Cervantes y dentro de las fiestas hubo hombres que cortejaban a una determinada máscara, que luego a las doce tenían que destaparse la máscara y se encontraban con la sorpresa de que podía tratarse de su hermana, su prima, incluso de un hombre vestido de mujer.




Los carnavales han sufrido la influencia de otras culturas a partir de los años sesenta, se empezó a llevar la cara descubierta como Enrique Alonso, que formaba sus bailes con sus grupos folclóricos y cantaban y bailaban acompañados de sus flautas y pitos. A partir de los años setenta hay una revolución cultural muy importante, se transforma el Carnaval en comparsas y se va perdiendo la máscara tradicional, incluso la picaresca de la máscara antigua donde predominaba el humor el ingenio y la gracia andaluza. Ya explotamos los carnavales, hoy en día supone un gasto sustancioso en algunas familias, que todas las vestimentas se compran y las hay carísimas, al contrario que la máscara antigua, que no tenia coste alguno, ya que se sacaban relucir las enaguas de las abuelas o bisabuelas, sus vestidos antiguos y viejos, propios o ajenos todas las cosas raras que iban encontrado en el baúl de los recuerdos. El maestro “Herrador” tenía una buena colección de todo ello.




Hay que hacer hincapié que la forma de divertirse no era la misma de hoy en día, no existían las discotecas y la gente se divertía a su manera, ya que no había la oferta de diversión actual.

Disfrazarse de modo ridículo era muy común, particularmente el hombre se disfrazaba  de mujer y la mujer de hombre. También eran muy comunes los disfraces con pieles de animales, que se complementaban a veces con cascabeles y cencerros, podemos decir que el disfraz es el verdadero rey del Carnaval.

Es característico del carnaval en Vera elegir a un pregonero, el cual representa a todas las máscaras y comparsas y anuncia el primer día que comienza el carnaval,  emitiendo un discurso acompañado del Sr. Alcalde y concejales en el balcón del Ayuntamiento.














1 comentario:

  1. Pepe me parece estupendo tu publicación sigue adelante, esperamos el siguiente.
    Esta pronto

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